Mi hijo David aprendió con el cuento de Caperucita Roja que no se debe hablar con extraños, porque con tanto peligro pues hay que enseñarle a los niños a ser cuidadosos, para que no se vayan con cualquier persona. Un día de regreso a casa, íbamos caminando por la calle y dos ancianos que siempre se sientan a conversar fuera de sus casas nos dieron las buenas tardes, yo les contesté y le dije a mi hijo:
- Hijito, contesta, da las buenas tardes.
A lo que él me respondió:
- ¡No mamá!... yo no hablo con etaños (extraños).
Lili Cuentacuentos.
Lili Cuentacuentos.
0 comentarios:
Publicar un comentario