Mi hijo me dijo que no daría las buenas tardes a los extraños, le enseñé que eran normas de cortesía contestar un saludo cordial, buenos días o buenas tardes, le expliqué que no estaba mal si contestaba las buenas tardes a los señores que se sentaban cerca de nuestra casa y que nos saludaban al pasar cada tarde de regreso a casa.
Ese día volvimos a pasar y los ancianos le dijeron:
- ¡Buenas tardes niño!
y él con una sonrisa les contestó:
-¡Buenas tardes etaños (extraños)!.
Los dos ancianos se rieron a más no poder ya que el día anterior lo habían oído decir que no le respondía saludos a extraños.
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