Él tomó las promesas que rompiste, y en la enfermedad me cuidó,
Él secó mis lágrimas y escuchó mi clamor,
con Él no existe abandono, ni dolor,
me abrazó tan fuerte y no me soltó.
Él tomó aquellas palabras que prometiste en el altar,
me dijo: "Yo jamás te voy a defraudar",
me sentí enojada, nada importaba ya,
muerta por dentro como sin poder respirar,
¿dudas del que vivo está? ¿del que pudo resucitar?,
prometió cuidarme y lo ha hecho sin fallar.
Las personas fallan, a veces sin poderlo evitar,
pero es más fácil vivir a la luz de la verdad,
sin lastimar al otro que nada puede saber,
de lo que a ti te reprime y atascas en tu ser,
el perdón sana, libera y te da paz,
los nuevos comienzos serán más sencillos,
cuando te atreves a soñar.
Por: Lili (L.A.L)
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