Cansada la mamá osa, en el sofá se sentó, y el osito bostezando preguntó: ¿Qué te pasa hoy?.
- Es que fuerte no soy.
Y el osito la abrazó con gran amor. La osa de inmediato la fuerza recobró y en ese tibio abrazo su espíritu se renovó.
Por: Lili. (L.A.L)
A mi hijo David.
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