jueves, 22 de agosto de 2019

Judith y Roy

Judith y Roy 


   Judith y Roy eran dos norteamericanos que vivían en mi país. Se dedicaban a trabajar en los barrios más pobres de mi ciudad. Los conocí en mi adolescencia y tuve la fortuna de trabajar con Judith con niños en una condición de pobreza extrema. Ella amaba a Venezuela.


   Un día me llevó a un barrio donde no entraba transporte. Ella tenía una camioneta todo terreno. Y ya la conocían todos. Le pregunté: 

- ¡No te da miedo que te maten en este barrio!. 

- No, y ¿Sí me matan qué? Moriré haciendo lo que amo por la gente que tanto amo. Mi Jesús murió por nosotros, quien diga amar a Jesús y no estar dispuesto a dar su vida por lo que se ha perdido, no es digno de llamarse su discípulo".

 Contestó muy seria. 

   Alguien la detuvo y le contó que una mujer estaba muy enferma en cama. Judith me dijo que era una señora que también servía allí con la comida a la gente. Roy (esposo de ella) nos dejó allí y entré con Judith a la habitación. La mujer estaba en la cama, se quejaba del dolor. La habían visto los médicos pero sólo le habían mandado calmantes para el dolor. 

- ¿Quién es?. Preguntó la mujer, señalándome. 

- Ella es Lili. Responde Judith. 

- Parece un ángel. 

   Y yo como soy saboteadora le contesté: 

- Tienes que ir urgente con el doctor...pero al oftalmólogo porque hoy estoy más greñuda que nunca y ve, ando embarrialada (mis zapatos estaban sucios.porque había mucho barro) 

   La señora se sonrió. Dijo: Creo que me voy a morir. 

- No diga eso. Vamos a orar. 

   Y  entonces hice una oración pero mencionando cada parte del cuerpo con una rima, yo no recuerdo las palabras exactas, pero si recuerdo que ella reía y reía al oírme.  Yo creí que Judith me iba a regañar, pero seguí, dando gracias por todo, fue una oración con rimas. Y ella sonreía. 

- ¡Qué bonito!, Me gustó lo que le dijiste a Dios de mí.

   Al día siguiente estábamos con los niños trabajando y llegó ella feliz, con otro semblante.  Judith estaba boca abierta, todos se asombraron. Yo no sé si fue la fe, la risa o el simple hecho de sentir que le importaba a alguien. Pero asombró a todos con su recuperación inmediata. 

   Judith y Roy lamentablemente ya no están en nuestro país. Están ya muy ancianos con Sus hijos en USA. Dieron toda una vida a Venezuela. Gracias por tanto. Acá una foto de ellos que me quedó de nuestra despedida.



Lili (L.A.L) 

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