sábado, 31 de agosto de 2019

La Campanita tuitera

La Campanita tuitera

 Campanita era una docente que se había ganado su apodo porque era como una campana, escandalosa y despertaba a cualquiera con su alegría, pero también dulce y frágil como Campanita la de Peter Pan. Ella tenía dos hijos adolescentes.

   Nos hicimos muy amigas. Me apoyó mucho en mis ideas con mi grupo de teatro, no dudaba en disfrazarse para dramatizar junto a mí muchas historias a los pequeñines. Pero su matrimonio se fracturó. En aquel tiempo yo también pasaba por lo mismo. Así que chillamos mucho juntas.

   Un día me ve escribiendo y me pregunta sobre la aplicación, era twitter. En seguida abrió una cuenta y me dijo: 

- ¡Quiero seguirte!.

 Le dije: 

-¡No!. Luego me llegan los demás, para eso está Facebook. 

- Bueno, no importa, voy a ver a quién empiezo a seguir. 

Y así empezó una historia no tan agradable. 

- Lili ¡Conocí un hombre! ¡Es muy bello conmigo!. 

- Para verlo. 

Otra amiga llamada Ingrid vio la foto y exclamó: 

- Se parece a Jimmy Newtrón pero versión negra. ¡Qué malos gustos tienes!. 

- ¡Quizás! Es que me habla tan bonito, muchachas. 

- Cuidado. Aún estás muy vulnerable por el divorcio. Un clavo no saca a otro clavo. -

 Pero Lili, yo quedé destruida. Sin autoestima. Él me trata tan bien. Me dice cosas que me gustan. 

Ingrid toma de nuevo el celular de ella y ve la foto de nuevo y le dice: 

- ¡Qué va! ¡Mosca!.

Llegó otra colega, Romina, y escucha. 

- ¿De qué hablan? ¿Puedo ver?. 

- Nada que Campanita le gusta alguien. 

Bueno pasaron dos meses. Yo veía a Campanita feliz. Enamorada. Pero un día llegó al liceo y llorando se fue a hablar con Romina.
Vi que lloraba y la Romina la abrazaba y sobaba. Me preocupé y más tarde a parte le pregunté sí podía ayudarle en algo. Ella rompió a llorar otra vez. Me contó que había peleado con su enamorado tuitero. Pero que ya la Romina la había aconsejado.

  A los días volvieron a hablarse y volvieron a su cyber amor. Ella estaba ilusionada haciendo planes para ir a conocerlo. Al parecer todo iba de las mil maravillas. Pero su hijo no estaba del todo de acuerdo, aunque el tipo creía que ya se había metido al bolsillo a los dos muchachos.

  Feliciano hablaba todos los días con ella y con su familia. Ella sentía que se había ilusionado como una adolescente. Ingrid y yo le decíamos: "ten cuidado", pero ya saben qué pasa cuando uno se enamora. Confías ciegamente. Su hijo le dijo:

 - Mamá, si me dejas lo investigo.

El muchacho era un cerebro en sistemas y en hackear cuentas o correos. Le gustaban muchos las computadoras. Campanita se negó. 

- ¡Hijo yo confío en él!. 

  Pero el muchacho no se fiaba del todo. Campanita nunca más volvió a hablar con nadie sobre su amor tuitero porque decidió esperar a que las cosas se concretaran. Sin embargo, deseaba contarnos todo y que ya iba a ir a verlo. Un día la Romina le pregunta: 

- Mira Campanita ¿Por qué tú le hablas a Feliciano?
no estabas como Magdalena llorando cuando pelearon. ¿Es que aún se hablan o qué?. 

   Y eso sonó a mujer celosa. Al punto que su hija que estaba en el liceo y oyó, quedó con la espinita y le dijo a su hermano. Allí decidieron meterse a su cuenta de Twitter y a su correo.

   Y lo consiguió. Logró ver los DM de Feliciano con muchísimas tuiteras más a las que enamoraba. Revisó su correo y los muchachos lloraron, por su mamá. ¿Cómo mostrarles que su enamorado también amaba a muchísimas más?. No sabían cómo decirle. Pero el joven dijo:

- Me falta su WhatsApp. Y también dio con audios, fotos y otras cosas nada buenas.

   Campanita estaba ese día haciendo el aseo del hogar. Se lo dijeron un día Sábado para que llorara y no tuviera que ir al trabajo con ojos hinchados.  Le mostraron información y Campanita se derrumbó en el sofá. Estaba en shock. Le mandó un audio, le decía algo así como: - ¿Tú te hablas con Romina?. - ¿Yo? No vale, esa señora está loca, no me gusta hablar con ella. Una sola vez le pregunté algo y me trató mal.

   Él también tenía un amorío con Romina pero la negaba y Romina nunca se lo dijo a Campanita. Sus hijos no le habían mostrado todo, pues él hablaba mal de ella también. Así como se expresaba de Romina, hablaba mal de todas aunque las enamoraba.
Su depresión casi la mata. Ella se había dado una oportunidad de creer de nuevo en el amor y le pasó eso. Ingrid la abrazó y le dijo: 

- La próxima vez, te das una oportunidad con uno que esté buenote, ese frentón no te merecía. Y así termina este culebrón de la vida real. 

Por:  Lili (L.A.L)

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