Frente a mi casa había un señor que era músico. Se había casado con una muchacha llamada Rosa. Yo nunca me enteraba de nada pues en la mañana trabajaba y en la tarde me dedicaba a mis hijos y hacía cosas para vender en la tarde. Pero siempre oyes los cuentos de la gente.
Un día Rosa se llevó todo y dejó al hombre. La gente decía que se había ido con otro y dejó al esposo sin nada. Al poco tiempo en esa casa se vio a una mujer muy parecida físicamente a la otra. Juraba que eran hermanas. Pero ella misma se me presentó.
Un día Rosa se llevó todo y dejó al hombre. La gente decía que se había ido con otro y dejó al esposo sin nada. Al poco tiempo en esa casa se vio a una mujer muy parecida físicamente a la otra. Juraba que eran hermanas. Pero ella misma se me presentó.
- Soy Rosa, la mujer de Armando. Pero no la otra Rosa.
Y allí ella me empezó a contar su vida, pero ya cuando me empezó a hablar mal de la otra Rosa la corté, disculpa, debo irme ando apurada.
Ella parecía feliz con Armando. Teníamos un amigo en común. Al que llamaban todos "Tripa sin aire" y él llevaba con orgullo su apodo. Era un flaquito desinflado pero con estilo.
Tripa me dijo:
- Ay mana la Rosa le monta cachos al Armando. No sale de la maldición de las flores, primero la Rosa de antes, ahora ésta.
- No te metas en rollos. Le respondí yo.
- Pero pobre hombre mana.
Bueno un día saliendo al trabajo, vi como el vecino, esposo de su "mejor amiga" entraba a aquella casa y Rosa cerraba la puerta. Pero yo seguí de largo. En eso está Tripa cerca que también había visto la escena.
-¿Viste eso?.
- Si pero vamos bajando que voy a llegar tarde al liceo y tú a tu tecnológico.
Al bajar vimos a Armando desayunando empanadas. Y Tripa me dijo:
- ¡Te brindo una empanada!.
Yo acepté, sin imaginar lo que Tripa tramaba.
Saludó a Armando.
- ¡Hola negro!.
- Echa pa'llá Tripa.
Y comiendo empanadas le dice mirándome:
- ¿Verdad que la Lili es bella?.
Y él:
- Toda una señora hermosa.
Sigue Tripa diciéndole:
- Mira Armando, ¿a ti no te gustaría un trío?.
Armando casi se atraganta con la empanada. Lo ve a él y se me queda mirando a mí.
- Nunca lo he hecho. Pero ¿Por qué no?.
- Ay mijo pues corra rápido a su casa porque su mujer Rosa y su vecino ya empezaron el trío sin usted. ¡Pero corra ya para que los encuentre!.
Aquel hombre tiro el resto de empanada que le quedaba y corrió. Yo no fui. Tripa corrió con él. Cuenta tripa que los sacó a los dos desnudos de su casa.
Hace un mes le pregunté a Tripa por la gente del vecindario.
Me dijo:
- ...y el tal Armando es LIBRE pero empezó a salir con una tal Margarita. Espero se haya librado de la maldición de las flores.
Lili (L.A.L) ¡Leamos un cuento!.
0 comentarios:
Publicar un comentario