lunes, 9 de septiembre de 2019

La primera clase, empanadas

   Nuestra clase de gastronomía empezó, la verdad es que yo no sé tanto de comida, pero si de comer mucho jajaja, así que le dije que lo principal es tener buen humor y amor para hacer las cosas, que prácticando se aprende también por si se le quema alguna vez algo.  Le pregunté qué cosas sabía cocinar, y me dijo que no mucho, pues siendo la menor de sus hermanas y por dedicarse a sus estudios no la dejaban entrar a la cocina, era la niña mimada de la casa, le pregunte:

- ¿Qué cosas sabes hacer?.

- ¿Cuenta hacer "sanduches"?

- jajajajajaja, si, si cuenta jajajajaja.

- No te burles, Lili.

- Tranquila que yo tampoco sabía cocinar absolutamente nada, tuve que aprender cuando me casé.

   Ella iba aprendiendo e ibamos hablando:

- ¿Qué expresiones venezolanas sabes ya?.

- Pues he aprendido algunas:

Naguará, que es cuando te asombras, pero me gusta más ¡Qué molleja!, que también es para asombro, ¿no?. Me gusta una que es: "¿Vas a seguir Abigail?" que es para cuando uno insiste mucho en algo.

- Bueno pero ya veo que has aprendido varias cosas.

- Si, mucho. Un día voy a vivir allá, tengo que ir aprendiendo.

- ¿Vivir allá?.

- Si, frente al mar Caribe. Mi tío Dany me ha contado muchas historias, él era pescador allá, siempre me ha contado mucho de las playas, los paisajes, de todo.

- Ahorita la vida allá es muy fuerte, la gente está tratando de resistir.

- Si, yo sé. Pero eso va a pasar. Los malos tiempos también pasan, Lili. Las personas a veces no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos y ya no está. Cada momento y experiencia cuenta.

- En eso estoy totalmente de acuerdo.

- Lili, ¿qué es lo que más le gusta al hombre venezolano?.

- Depende, nadie es igual, todas las personas son diferentes, tienes que tratar a las personas y tomarte el tiempo para conocerles en sus virtudes y defectos. No correr para luego llevarte chascos, habla mucho con las personas, toma tiempo en escucharles, en ver cómo se expresan y sobre todo en cómo tratan a otros.  Sobre todas las cosas cuidado contigo misma.

- ¿Por qué conmigo misma?.

- Porque con el tiempo he aprendido que como tú eres, ves a los demás, entonces piensas que los demás van a ser como tú, van a responder como tú, van a tener la misma educación y respeto que tú, y muchas veces no es así, tratas de ver un reflejo de ti en los demás y por eso a veces nos llevamos chascos, por no permitirnos ver a las personas con sus defectos también, porque todos tenemos defectos y debilidades en las que debemos trabajar para mejorar como personas.

- En eso tienes mucha razón, a mí me ha ido mal a veces por confiarme tanto.

- Bueno, suele pasar, lo importante es que no pierdas tu esencia y tengas cuidado porque hay personas que como van heridos por la vida y no quieren sanar te lanzan su basura, un insulto, un mal trato, un resentimiento, o te echan luego en cara las cosas si hacen algo por ti.

- Me ha pasado.

- Bueno has ido copiando muy bien todo, esta de queso es sencillita. ¿Qué te parece?.

- ¡Me encanta!.

- Ahora te toca a ti, cierra la tuya y le das la formita de media luna, ya vengo que está llamando mi mamá en el teléfono.

A los 5 minutos:

- ¡Liliiiiiiiii!.

- ¿Queeeeeeeé?.

- ¡Ay no,Lili!.

- ¿Qué pasó?.

- Mi empanada no salió bien...quedó con la forma de un puto calcetín.

- Para ver.

Juro que traté de no reírme pero ella al decirme: "No te rías", pues yo solté la risa.

- Jajajajajajajajajaja

- ¡Qué mala!.

- No me río por el calcetín.

- ¡Liliiiii!.

- Mira el lado positivo, acabas de hacer artísticamente algo que es cierto, las medias a veces huelen a queso, y esta empanada tiene su relleno de queso, hagamos otra y saldrá mejor.

   Y así hicimos otra, en eso suena su celular, ella lo ve y me pela los ojos:

- Lili, ¡Es el maracucho!.

- ¡Atiende!.

- ¿Qué le digo?.

- Tranquila, deja los nervios, tú normal, como si fueras Miss Mundo internacional, la mami, la chica bella, la mejor jajajajaja.

- ¡Hola!

   Lo colocó en alta voz y yo seguí picando aliñitos, mientras que ella casi se derretía como mantequilla cuando el maracucho le dijo:

- ¡Hola bonita! Vos me tenéis olvidado, te dejé un mensaje y no respondiste.

- ¿Cuándo?.

- Hace rato, por eso te llamé.

- Ah, es que estaba haciendo unas cosas.

- ¿Cocinando?.

- Si.

   Yo suelto la risa y porque le mostré a ella su calcetín de empanada. Y ella me hace señas de silencio.

- Mira, yo quería decirte que vos me alegraste mucho con eso que me preparaste. Tú como que me quieres engordar para diciembre.


   Y yo bajito dije:

- Para llevarte al altar mijito.

   Y ella otra vez me hizo señas que hiciera silencio, tuve que salirme porque yo me conozco y me iba a empezar a reír.

Bueno y esa fue nuestra primera clase.  


Lili.

1 comentarios:

César Maco dijo...

Jajaja que historia, me encantó

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