Hay un tiempo de nacer y empezar a crecer, viviendo un día a la vez, con sus aprendizajes lindos y tristezas también.
Viendo la vida de forma simple, con sencillez, van pasando los días con tanta rapidez, que se van aquellos años adorables, de la hermosa niñez.
Aquellos días bonitos, con la gente que te supo querer. Que respondían a tus preguntas del por qué de todo y con amor te hacían comprender, te abrazaban, te mimaban y te enseñaron el camino del bien.
Llegando el otoño aprendiste a ver lo que moría, que por muy dura que es la muerte a todos les ocurriría. Es la lección más difícil de asimilar, porque nadie quiere que los buenos momentos puedan acabar.
Luego comprendes que fuiste bendecido, por aquellos seres amados que ya se han ido, que no mueren, siguen contigo, en lo más hermoso de tus recuerdos, en todo lo vivido.
Luego llega el tiempo de sembrar lo mejor de ti, lo mejor de tu amor, de hacer lo que te hace feliz, de dar tu corazón y poder compartir.
Luego llega el tiempo de sembrar lo mejor de ti, lo mejor de tu amor, de hacer lo que te hace feliz, de dar tu corazón y poder compartir.
Para luego llegar el tiempo de la cosecha, de ver los frutos de constante entrega. De ver que todo lo que diste, luego a ti regresa, como hermosa recompensa.
Conocerás en tu vida la temporada de invierno, cuando todo luce gris y el frío arropa tus sueños. Cuando no hay fuerzas y se derrumban anhelos.
...pero en medio del lamento, hallarás consuelo, porque no hay nada oculto bajo el cielo y con fe y esperanza volverás a alzar tu vuelo.
Cuando estés allá arriba observa bien sin juzgar, hay tiempo de reír pero también es bueno callar. Hay tiempo de seguir adelante y no mirar atrás, hay tiempo de aguardar en el nido y luego volar.
Tiempo de marcharse con la esperanza de volver...
...tiempo de regresar a casa para abrazarlos otra vez.
Tiempo de decir adiós con mucho dolor...
...tiempo de llegar a un nuevo lugar y mejorar tu condición.
También el verano llegará a tu vida, viendo que todos los males ya en ti no tienen cabida. Has madurado, y has sanado tus heridas, has enfrentado el miedo y no hay en ti cobardía.
Has conocido la enfermedad y su desdicha...
...pero también has conocido la salud y su alegría.
Has conocido el tiempo de la primavera, has aprendido el don de la paciencia y la espera.
Has conocido el tiempo del amor en cada atardecer...
Y el tiempo de soledad que muchas veces solías tener.
Yo sé que cada quién conoce sus propias goteras. Que cada uno de nosotros está pasando alguna tormenta...
Con amor,
Lili.
1 comentarios:
Bellísimo por demás, como me encantan tus historias, me quedo lela leyendote,me haces una mejor persona.Mil bendiciones🙏
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