domingo, 20 de mayo de 2018

Araguaney


Araguaney 

 No era cualquier árbol, era un Araguaney,
 el lugar favorito, de la hija del Rey,
se sentaba allí todas las tardes
a conversar con él,
sentía la brisa cálida,
y él disfrutaba su sencillez.

En sus tardes de lectura,
el árbol sin remedio se enamoró,
amaba en silencio a la princesa,
y ella a su árbol también amó.

Él observaba su cabello, rubio como el sol,
anhelaba su llegada como gotas de amor,
pero él no sospechaba de su extraña enfermedad,
que pronto la princesa se iría a su viaje en la eternidad.

Un día ya ella no regresó,
el árbol se preguntaba si ella lo olvidó,
pasaban los días y más se entristecía,
al notar que ya su princesa no lo visitaría.

Hasta que un día alguien lo despertó,
escuchó unas risas y alguien paseando a su alrededor,
 "¿Quién eres?, responde, - dijo el árbol con preocupación.
"¿No me recuerdas?", contestó ella, y con ternura lo besó.
El árbol tembló de gozo y de pronto floreció,
se fundieron en un sentimiento, nada los separó,
es por eso que las flores son de un amarillo intenso,
como los cabellos de la hija del Sol.

Por: Lili.  (L.A.L.)
 

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