La fuga de un preso
Estuvo varios años preso y en esos días de
soledad cantaba para olvidar su injusta condena, él era inocente. Entonces un día un nuevo guardián abrió su
celda y le dijo: “¡Huye!”. Y fue así
como el turpial salió de la jaula, viendo a lo lejos el niño de 5 años que lo
liberó y le decía adiós con su mano. La
madre del niño pagó “la fianza” del ave, orgullosa de lo que su hijo había
hecho, aunque el dueño del turpial, estuviera tan furioso.
Por:
Lili (L. A. L.)
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