viernes, 6 de julio de 2018

En mi tormenta


Y no le importó mi tormenta,
me acompañó muchas veces en silencio,
y otras tantas supo decir palabras de aliento,
otras veces proveyó alimento...para el alma, para el cuerpo,
y te preguntas ¿cómo fue qué sucedió?
y entonces comprendes que fue la mano de Dios,
quien colocó la gente a tu alrededor,
a aquellas personas que saben dar lo mejor,
tesoros de vida, tesoros de paz,
que llegan en el momento más justo cuando arrecia la tormenta,
que saben estar en alegrías y penas.

Por: Lili. (L.A.L)

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