Esa carta lo cambió todo, llegaría en el momento justo, en el más oportuno, en esa hora en el que una simple nota puede cambiarlo absolutamente todo; para bien, porque cuando se escribe con el alma, se puede llegar a acariciar el corazón.
El punto y final se había transformado en puntos suspensivos, en la continuación de un mañana, de un te quiero que no tardó, sólo esperaba el momento justo para ser entregado.
Por: Lili (L.A.L)
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