Corrió hacia el tren, estaba tan emocionado, no le había dicho a su familia que viajaría para ver nuevamente a su mamá, lo tenía todo planificado, su corazón latía con fuerza, sonriente logró alcanzar el tren, se sentó en su vagón, y sacando una foto de su madre y sus hermanos, acarició con su índice la sonrisa de su mamá, y él sonreía imaginando aquella sorpresa, pacientemente recorrió muchísimos kilómetros, para luego tomar un avión y llegar al destino. Antes de tocar la puerta, peinó su cabello con sus manos, arregló su camisa por dentro como su mamá le había enseñado, respiró profundo y tocó.
Toc, toc, toc, se oyó en la puerta de madera, se escucharon los gritos de sus hermanos:
¿Quién es?, él no respondió y volvió a tocar a la puerta. La madre que estaba preparando la comida y quien cumplía años, sintió curiosidad, pensó que sería alguna vecina del lugar. Cuando abrió la puerta allí estaba su pequeño, que aunque ya era un hombre, ella lo seguía viendo como a su pequeñín, se abrazaron y lloraron, el hijo lloraba tanto que no podía parar, cual niño en los brazos de su madre exclamó: "Llegué mamá, ¡Feliz cumpleaños!", esa había sido la sorpresa más bonita de todo el día.
Por: Lili (L.A.L)
0 comentarios:
Publicar un comentario